DIARIO DEL DOCTOR MONTERO
DIA -5 Ya es oficial, lo ocurrido en estos días en Madrid ha adquirido asunto de Estado. La maquinaria gubernamental se ha puesto en marcha para tapar los hechos acaecidos el pasado 30/31 de Octubre y las protestas están surgiendo en diferentes puntos de España mientras Madrid se encuentra en estado de sitio. Tras la sucesión de disparos y el silencio que le siguió, no pude más que protegerme detrás de la puerta del laboratorio sin hacer ningún ruido... Unos tres cuartos de hora después, esa cadencia de pasos continua y monótona se aproximaba a la puerta donde me apostaba. Según se acercaban podía notar que no eran los pasos de una persona sino varias, podía notar incluso ese arrastrar decrépito de pies que tan nervioso me hubiera puesto en otra situación. Esa dejadez que tanto me enervaba, ahora me provocaba un temor y espanto horrible. Al llegar a mi altura pude notar como, por un momento, los pasos pararon por un instante para después volver a continuar su monótona marcha hasta que se alejaron y el silencio volvió a invadir mi vida. Rápidamente me puse a recopilar toda la información que podía conseguir, archivos, datos, análisis, de alguna manera necesitaba guardar todas nuestras investigaciones, cogí mi portátil y mi cuaderno y lo metí en mi mochila. Después de unas dos horas sin que se oyera ningún ruido me armé de valor para poder salir, eran las 22:00 y necesitaba dejar mi guarida y salir al mundo exterior. Mi laboratorio se encontraba a unos 50 metros de la salida a la que se accede por una rampa de 5 metros, tras unos segundos de duda, me decidí a abrir la puerta y asomar la cabeza... La tintineante luz del fluorescente dejaba ver 3 cuerpos a unos 4 metros de la puerta, parecía personal médico. Decidí acercarme para comprobar si alguno de ellos era el Doctor Severo Astorga aun cuando la salida era justo al lado contrario. Los cuerpos resultaron ser de una enfermera, un médico y un militar, todos ellos tenían varios disparos por todo el cuerpo, no pude reconocerles pues las caras las tenían desfiguradas por el impacto de alguna bala al menos. El militar tenía una pistola todavía enfundada, tras unos segundos de duda, decidí hacerme con ella. El trayecto a la salida pude hacerla con relativa calma, tuve que sortear un par de cuerpos más, pero todo parecía tranquilo...tras andar unos metros tuve que girar a la derecha para encontrarme la salida al final del pasillo. En el fondo, parecía que la salida se encontraba abierta, decidí seguir andando lentamente hasta que un grito ensordecedor desde las profundidades del complejo, me hizo aumentar el ritmo. Pude salir sin ningún otro contratiempo, afuera reinaba la oscuridad del parque, algunas débiles luces al fondo me devolvieron a la realidad, estaba en Madrid y por esa misma salida hemos desatado una fuerza de proporciones inimaginables...
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Julio 2020
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