DIARIO DEL DOCTOR MONTERO

DÍA -19

Mi responsabilidad en lo que está pasando pesa como una losa, pero estoy convencido que todo esto puede tener solución. Necesito encontrar al Doctor Servero Astorga. Un par de semanas intentando determinar el cómo y el porqué y nada... ¿es este el fin?

Una vez pude encontrar mi camino fuera del complejo, me dirigí a mi casa, para ello atravesé el Parque y pude oír de todo, gritos, disparos, incluso en un momento, vi claramente dos figuras arrodilladas llevándose algo a la boca, y un tercer cuerpo tendido en el suelo inmóvil. Estaban demasiado ocupados con su presa como para darse cuenta que estaba pasando cerca de ellos.

Seguí avanzando al noreste del parque y la claridad de las luces de la ciudad hizo que pudiera avanzar con mayor rapidez. A lo lejos podía divisar los primeros edificios, el sonido de las ambulancias y policías lo invadía todo. Por fin pude llegar a Pintor Rosales, la situación era caótica, policía por todos lados, personal sanitario atendiendo a personas heridas...

Intenté escabullirme y subir la calle Romero Robledo, una multitud de curiosos se agolpaban en las aceras, pero mi destino era la calle Princesa hasta el metro de Argüelles.

Justo en el momento que llegaba a Princesa llegaron los militares, impidiéndonos el paso, comenzaron a acordonar un perímetro sin dejar salir ni entrar a nadie. Me personé rápidamente a los soldados que empezaban a montar las barreras y alambradas mostrándoles quien era y pidiéndoles que llamaran a su superior.

Mi petición no tuvo respuesta teniendo que esperar durante 3 horas, uno por uno nos permitieron pasar a una segunda zona acordonada, nos miraban exhaustivamente cualquier herida que pudiéramos tener. Finalmente acabé en un camión que me llevó a una base militar donde estuve totalmente incomunicado durante 5 días y bajo vigilancia.

Pasados los cinco días, se personó en mi estancia el General Sepúlveda quien me informa de la situación.

El Gobierno salió huyendo a Valencia la misma noche en el que los primeros síntomas de la epidemia se manifestaron.

Madrid se encuentra sumida en el caos absoluto, se han cerrado los accesos y salidas de la ciudad, hay un toque de queda a partir de las 5 de la tarde.

El mismo día 30 en la noche, a las 18:00 empezaron a surgir rumores por la ciudad. Se tienen informes que unas 40 personas merodeaban en el Parque del Oeste  a las 20:00 incitadas por la búsqueda de la cura. Todavía no se sabe bien el porqué de su presencia allí aunque se está investigando al párroco de la Iglesia de San Gabriel, lo que ha quedado claro ha sido el resultado, ¡no hay supervivientes!

La epidemia sólo pudo ser contenida que no erradicada, el Viernes 6 de Noviembre, se ha establecido un perímetro de seguridad en el que nadie puede ni entrar ni salir en toda la calle Princesa, desde Moncloa hasta Plaza de España. La Plaza de Oriente está totalmente tomada por los militares e igualmente por el sur, el perímetro llega hasta la calle Segovia desde la calle Bailén. Al norte de la A-5 se ha declarado zona de guerra y todos los alrededores de la Casa de Campo se encuentran acordonado con militares.

Todavía no se sabe el número exacto de fallecidos, en estos momentos en la base militar donde yo me encuentro hay 453 bolsas en las que están los restos de personas de ambos sexos y edades que tenemos que analizar...

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GYMKHANA INFECTADOS.

http://www.grupoenvivo.es/gymkana-infectados.html

DIARIO DEL DOCTOR MONTERO

DIA -5 

Ya es oficial, lo ocurrido en estos días en Madrid ha adquirido asunto de Estado. La maquinaria gubernamental se ha puesto en marcha para tapar los hechos acaecidos el pasado 30/31 de Octubre y las protestas están surgiendo en diferentes puntos de España mientras Madrid se encuentra en estado de sitio.

Tras la sucesión de disparos y el silencio que le siguió, no pude más que protegerme detrás de la puerta del laboratorio sin hacer ningún ruido... Unos tres cuartos de hora después, esa cadencia de pasos continua y monótona se aproximaba a la puerta donde me apostaba.

Según se acercaban podía notar que no eran los pasos de una persona sino varias, podía notar incluso ese arrastrar decrépito de pies que tan nervioso me hubiera puesto en otra situación. Esa dejadez que tanto me enervaba, ahora me provocaba un temor y espanto horrible.

Al llegar a mi altura pude notar como, por un momento, los pasos pararon por un instante para después volver a continuar su monótona marcha hasta que se alejaron y el silencio volvió a invadir mi vida.

Rápidamente me puse a recopilar toda la información que podía conseguir, archivos, datos, análisis, de alguna manera necesitaba guardar todas nuestras investigaciones, cogí mi portátil y mi cuaderno y lo metí en mi mochila.

Después de unas dos horas sin que se oyera ningún ruido me armé de valor para poder salir, eran las 22:00 y necesitaba dejar mi guarida y salir al mundo exterior.

Mi laboratorio se encontraba a unos 50 metros de la salida a la que se accede por una rampa de 5 metros, tras unos segundos de duda, me decidí a abrir la puerta y asomar la cabeza...

La tintineante luz del fluorescente dejaba ver 3 cuerpos a unos 4 metros de la puerta, parecía personal médico. Decidí acercarme para comprobar si alguno de ellos era el Doctor Severo Astorga aun cuando la salida era justo al lado contrario.

Los cuerpos resultaron ser de una enfermera, un médico y un militar, todos ellos tenían varios disparos por todo el cuerpo, no pude reconocerles pues las caras las tenían desfiguradas por el impacto de alguna bala al menos.

El militar tenía una pistola todavía enfundada, tras unos segundos de duda, decidí hacerme con ella.

El trayecto a la salida pude hacerla con relativa calma, tuve que sortear un par de cuerpos más, pero todo parecía tranquilo...tras andar unos metros tuve que girar a la derecha para encontrarme la salida al final del pasillo. En el fondo, parecía que la salida se encontraba abierta, decidí seguir andando lentamente hasta que un grito ensordecedor desde las profundidades del complejo, me hizo aumentar el ritmo.

Pude salir sin ningún otro contratiempo, afuera reinaba la oscuridad del parque, algunas débiles luces al fondo me devolvieron a la realidad, estaba en Madrid y por esa misma salida hemos desatado una fuerza de proporciones inimaginables...